Era la luz del amanecer la que inspiraba a Antonio López cuando pintó La Gran Vía durante cinco veranos, a partir de 1975. El suyo fue el retrato de una calle silenciosa y solitaria que, 30 años después, sigue seduciendo al artista, que ha vuelto a convertirlo en el escenario de un gran proyecto: Vuelo sobre Gran Vía. Seis cuadros de la avenida. Seis puntos de vista a diferentes horas del día. "Es un vuelo completo, a unos seis metros de la calle. Empiezo al amanecer desde el edificio de Seguros Zurich y cierro en la plaza de España con la luz del atardecer", describe el pintor.
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